ODA A OTRO AÑO DE MIERDA QUE TERMINA

30.12.2015 19:16



Lo mejor de acabar el año a 31 de diciembre es que, en realidad, éste, lo empezamos a primeros de septiembre, a la vuelta de nuestras efímeras e infectas vacaciones, y por tanto, ya llevamos unos meses consumidos y ya queda menos para terminar esta frenética carrera hacia la nada que fingimos que va a alguna parte: porque no, no seréis recordados. Los palurdos que se hacen propósitos para el año nuevo también se los hicieron terminado agosto, pero adelante con las portadas Cosmopolitan que no se harán jamás realidad, y posturear con impulsos mongoloides cuanto más mejor en público, porque a él nos debemos aunque no exista.

Yo, en estas fechas tan especiales, que me importan tanto como el número de seguidores que conseguís dando opiniones obvias sobre cosas obvias como si fueran encuentros en la 3a. fase y que duran 1 segundo en el cerebro de organismo unicelular de quien las retuitea, quiero hacer un ejercicio de subnormalidad extrema y hacerme propósitos como la  que más, pero no acabo de creer en las metas más allá de 1 mes porque soy así de cortarollos de forma natural, así que haré un merodeo por este  2015, un repasito de auténtica payasa que hace esa cosa tan cancerígena llamada balance, aunque- y aquí hago un spoiler- ya adelanto que es desequilibrado.

En último lugar (no eres tú, es mi ingenio), me gustaría destacar a esas personas farsantes y mentirosas, que no es que son discretas sólo que se mueven con sigilo, que no es que son amables sólo que tienen un interés, y que no es que son profundas y misteriosas, sólo que no quieren que desmontes su chiringuito de trolas todo a cien, sin las cuales ninguna vida tendría sentido. Que ya está bien de criticarlas, hombre.

Ellas tienen un papel en el mundo y  es que tú, ser arcoirista y perdedor, ganes algo de una vez por todas: la décima hostia a destiempo que te llevará al siguiente nivel de consciencia y previsibilidad, lucidez y dureza. Un coñazo vamos, que debería durarte lo que dura un propósito mierder de año nuevo. Así que ni por asomo vayas a cambiar tú tu fe en los unicornios (léase personas auténticas) por una cucaracha de café que brilla. Que su misión sea en balde, como lo es la tuya. Ya puestos, que haya un empate, que ahora es lo más, y piensa  qué habría sido de este año si en el camino no te hubieras encontrado  a estafadores de baja calaña que sólo venden copias y te cuentan 2 medias verdades entre un prólogo de mentiras para que les acompañes en su interminable viaje hacia su ego (y su inmenso cráter) un poquito más.  Ya te lo resumo: hubiera sido una vergüenza de año digno de hibernación.  Los días posteriores a la iluminación, descubriendo cada mentira, viendo como con cada descubrimiento se deforma el ser hasta la náusea son la vida.  Yo no lo cambio por nada.

En segundo lugar, no quiero dejar  pasar  esta oportunidad que me he brindado, para recordar a esas personas cuyo motor en la vida es la envidia y su admirable constancia por ser -aunque no tengan ni una retirada-quienes pretenden ser, quienes tienen en la mente como si de un personaje se tratara y con un guión malísimo que eso sí, siguen a rajatabla hasta que se mimetizan en él, y ojo, que lo hacen con memorable ahínco, y nunca abandonan sus dos armas fundamentales : ningunear a quien es mejor que ellos (cualquiera) con indiferencia o trolearlo hasta el infinito con falsa frialdad. El trepa de toda la vida en versión tengomuchaconfianzaenmimisma y sólomefijoenmisobjetivos, mientras mira de reojo todo lo que haces  y se lo apunta en los bordes de su guión. No anda muy lejos del estafador/a ya referido, sólo pueden ser algo más listos.

Creo que este mundo sería aburridísimo sin la gente petardamente mediocre que no sólo se cree dios sino que como los arriba mencionados, consiguen hacérselo creer a otro buen porcentaje de desgraciados, así que yo apuesto por ellos porque siempre llegan alguna parte. La ambición por ser otro es más fuerte y menos frustrante que la conformista "ser tú mismo".

Y en primer lugar, este año será recordado, y ya van tropecientos,  por los que siempre siempre siempre estan ahí cuando haces el pena, no tienes nada gracioso, agradable o revelador que decir ni nada grande que ofrecer, pero están ahí para peinarte y ponerte colonia cuando eres un deshecho con olor a orín, sin hacer alardes ni ruidos. La dignidad es un bien tan preciado como desconocido en esta sociedad post-moderna basada en hechos irreales de tintes cinematográfic...ay no. Quizás era al revés.

Para acabar, mi despropósito de año nuevo, que será emprendido con la torpe ilusión de quien aún cree en unicornios y en la deprimente realización personal sin esperar mucho a cambio: que el esquizofrénico proyecto que voy a emprender os guste tanto a tan pocos pero tanto como los que os gustó este humilde (adjetivo cuyo propósito siempre espera indulgencia aunque yo ni agua) blog.

Gracias y cortavenista resaca 2015.